GLUCODEPENDENCIA: ¿CÓMO EMPIEZA TODO ANTES DE NACER?

El ambiente materno es el primer programador metabólico.

Durante el embarazo, todo lo que vive la madre educa al feto.

Si la madre tiene picos frecuentes de glucosa por una dieta rica en carbohidratos simples, exceso de actividad, estrés, sueño irregular o resistencia insulínica, esa glucosa atraviesa la placenta y “enseña” al bebé, a funcionar en un entorno hiperglucémico.

El feto responde con hiperinsulinemia, acumulación de grasa y cambios epigenéticos que pueden predisponer a una vida más “glucodependiente”.

La prueba de la glucosa gestacional es más impactante de lo que parece.

Aunque es una prueba rutinaria, introducir al cuerpo embarazado una carga tan elevada de glucosa, altera, aunque sea transitoriamente, el entorno metabólico del bebé.

No es la prueba en sí lo que crea el problema, sino el modelo que refleja ya que, normaliza la glucosa como referencia sin comprender el metabolismo real de la mujer, con su variabilidad y sus alternativas.

Es conocida la relación entre el parto intervenido y la aparición de cortisol de la madre y del recién nacido que eclipsa la oxitocina, hormona del amor, imprescindible para el encuentro entre ambos.

Cuando el nacimiento no se acompaña de manera fisiológica, son partos intervenidos sin respetar los ritmos naturales del parto y o con separación inmediata, la madre y el bebé experimenta un pico elevado de cortisol compuesto de glucocorticoides que genera Estrés.

Ese estrés, conocido como sufrimiento, dificulta el inicio de la lactancia, y muchas veces se sustituye la primera toma por un biberón glucosado, lo que introduce glucosa fácil, justo cuando el bebé esperaba calostro con grasa, lactosa, hormonas y señales inmunes.

Es importante entender que Lactosa y glucosa no son lo mismo.

La leche materna contiene lactosa, un azúcar diseñado especificamente para la especie humana y que:

  • se digiere lentamente,
  • alimenta la microbiota beneficiosa,
  • favorece la cetosis fisiológica del recién nacido,y respeta su ritmo hormonal.

En cambio, La glucosa libre, proveniente de leches artificiales, papillas, zumos, frutas en exceso o alimentos procesados, genera un impacto metabólico totalmente distinto.

El bebé nace cetogénico, y si se interviene, se rompe ese equilibrio.

El recién nacido utiliza grasas y cuerpos cetónicos para nutrir su cerebro.

Cuando se le sustituye la lactancia antes del tiempo natural y se introduce una alimentación basada en carbohidratos y azúcares, su ruta natural cambia, pasando de un metabolismo flexible y cetogénico a uno dependiente de glucosa, más inflamatorio y menos estable.

La glucodependencia no empieza con la galleta a los 2 años.

Empieza cuando la fisiología del bebé,

Es desplazada desde la gestación, el nacimiento y la primera alimentación. hacia una energía que no es la que su biología esperaba.

Por tanto, acompañar a las madres en su salud metabólica, en partos respetados y en lactancias sostenidas, es acompañar también el futuro metabólico de sus hijos.